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La tortuga de Zenón

EL MARXISMO. (Otros apuntes)

EL MARXISMO. (Otros apuntes) El marxismo, históricamente, tiene sus orígenes en el siglo XIX. Tanto Carlos Marx, como los pensadores que contribuyeron al desarrollo del marxismo, vivieron fundamentalmente a lo largo de ese siglo innovador. Desde el punto de vista de la filosofía, el marxismo tiene sus raíces en el Idealismo Alemán, en concreto en la llamada Izquierda Hegeliana alemana. La Izquierda Hegeliana estaba formada por una serie de filósofos seguidores de Hegel que, de una forma clara, aceptaban una parte de las teorías de Hegel (principalmente la Dialéctica), pero rechazaban que el sujeto de todo el devenir histórico fuera la Idea, o el Espíritu, o lo Absoluto. Se puede decir que eran considerados heterodoxos por el resto de los filósofos hegelianos. Entre los filósofos de la izquierda hegeliana destacan los hermanos Bauer, L. Feuerbach, Strauss. Marx, Engels y otros. Otros elementos que también influyeron en la configuración del marxismo fueron los socialistas utópicos, entre otros Fourier, y los primeros economistas (conocidos como economistas clásicos) Ricardo y Smith.

El marxismo se nos muestra fundamentalmente como una ideología que contiene una teoría económica y una teoría política y se apoya en una teoría filosófica. Estos tres elementos conjuntamente forman la cosmovisión marxista.

La teoría marxista es el producto de múltiples aportaciones. Como es obvio, la principal contribución se debe a Carlos Marx, filósofo alemán del siglo XIX. También fueron importantes, sin duda, las aportaciones de F. Engels, también alemán y amigo personal de Marx. Siendo estos dos, quizá, los más importantes, pienso que no debemos olvidar lo que pudieron hacer otros autores posteriores como Lenin y otros teóricos posteriores.

VIII.1. - LA VIDA Y LA OBRA DE CARLOS MARX.

Marx había nacido en Alemania a principios del siglo XIX, [en concreto, en 1818] en el seno de una familia judía de clase acomodada. Estudió Derecho y Filosofía en Bonn y en Berlín, donde trabó contacto con la izquierda hegeliana, tendencia que le marcará de modo indeleble durante toda su vida. Fue un personaje políticamente polémico y tuvo que vivir exiliado primero en París, luego en Bruselas y finalmente en Londres. Allí vivió con el modesto sueldo de bibliotecario y las ayudas que le proporcionó su amigo Engels. Su vida familiar y personal no fue precisamente feliz; estuvo marcada por una larga serie de circunstancias negativas y de desgracias personales (pobreza y muerte de cuatro de sus hijos). Intelectualmente es un personaje brillante, con una enorme capacidad de síntesis, una visión de conjunto envidiable y, en toda caso, fue profundamente crítico. Entre sus numerosas obras vamos a destacar El Manifiesto Comunista, su obra más popular; El Capital, que es la más pura doctrinalmente, pero quizá también la menos leída; los Manuscritos de Economía y Filosofía, en la que se contienen los rasgos humanistas de su pensamiento; La Ideología Alemana contiene una información muy interesante sobre la influencia de la ideología en las formaciones sociales; no podemos dar de lado a la Contribución a la Crítica de la Economía Política; además, por cercanía histórica y geográfica, citaremos el conjunto de artículos que llevan por título Revolución en España. Lo más importante de todo es que la obra de este judío alemán ha tenido la virtud de tener una gran importancia y una influencia decisiva en el curso de la historia.

VIII.2.- EL MATERIALISMO DIALECTICO.

La base de la doctrina marxista se puede encontrar en su concepción filosófica del materialismo dialéctico. Las dos palabras son profundamente reveladoras. La primera (el materialismo) nos dice, en abierta oposición a lo que pensaban Hegel y la ortodoxia hegeliana, que todo lo que existe es materia y, por tanto, sólo existe la materia; lo que los seres humanos consideramos como inmaterial no son sino epifenómenos de la materia, reducibles, por tanto, a la materia. La segunda (dialéctica) nos muestra que Marx estaba de acuerdo con Heráclito porque ambos piensan que la realidad material está en constante movimiento; no obstante, Marx da un paso más y, siguiendo a Hegel nos dice que ese movimiento no es algo azaroso, sino que está regido por una ley completamente determinista: todos los movimientos se producen de acuerdo con las leyes de la dialéctica. Según la dialéctica, todo movimiento se produce de acuerdo con el siguiente esquema: El punto de partida es un primer momento al que se denomina tesis. Podemos considerar como tesis cualquier situación real. La dialéctica nos dice que, dada cualquier situación real, se genera automáticamente aquello que es su opuesto, es decir lo que no es la tesis: a este segundo momento se le llama antítesis. Dadas entonces la tesis y la antítesis, esta situación de oposición genera un tercer momento que intenta superar la oposición de la tesis y la antítesis, y que engloba algo de cada una de ellas; a este tercer momento se le llama síntesis; Esta síntesis se convierte en una nueva tesis que, a su vez generará su propia antítesis de la que surgirá una nueva síntesis. Y así sucesivamente. Pondré un ejemplo utilizado por el mismo Hegel. El primer momento de todo lo existente, la primera tesis es el ser; el ser hace surgir su propia antítesis, lo contrario del ser: el no-ser. En el tercer momento, la síntesis, se genera una nueva realidad que participa tanto del ser como del no ser: el devenir, es decir, el movimiento. Tesis- Antítesis- Síntesis es la tríada que regula todos los cambios y movimientos en los que está permanentemente sumida la materia.

VIII.3.- LA TEORÍA MATERIALISTA DE LA HISTORIA.-

Cuando hablamos del materialismo histórico nos estamos refiriendo a una teoría que intenta interpretar la historia, es decir, buscar una explicación al devenir histórico. Se trataría de encontrar qué es lo que cambia a lo largo de la historia, de determinar quién o quiénes son los agentes que hacen que cambie la historia y cuál o cuales son las leyes del devenir histórico.

Podemos encontrar muchas interpretaciones de la historia a lo largo de la filosofía anterior al marxismo. Si las ejemplificamos en S. Agustín o en Hegel, estas teorías tienen en común que lo que mueve a la historia son causas o motivos transcendentes.
S.Agustín, por ejemplo, decía que todos los elementos de la historia sólo eran piezas en manos de Dios que las utilizaba para buscar los objetivos que él había determinado (el predominio de la ciudad de Dios sobre la ciudad de los hombres). En Hegel, el desarrollo de todos los acontecimientos históricos, por extraños que pudieran parecer, eran utilizados por la "astucia del espíritu" para conseguir sus propios objetivos. En cualquier caso, la historia es cosa de Dios o del Espíritu, que son las auténticas fuerzas que hacen moverse a la historia.

Marx piensa, por su parte, que la historia también tiene un sentido; pero advierte que las fuerzas que mueven a la historia no son extrínsecas a la historia, sino intrínsecas; que esas fuerzas no son transcendentes sino inmanentes. Marx entiende que la historia la conforman las relaciones humanas, y lo que hace que cambien esas relaciones humanas (es decir, que cambie la historia) es el conflicto constante que existe entre los grupos que constituyen la sociedad humana. A estos conflictos permanentes los llama Marx lucha de clases. Por tanto, es la lucha de clases lo que hace que se mueva la historia. Pero, además, si pensamos que lo que configura a las distintas clases sociales es la posesión de determinados bienes, es decir, la situación económica de los seres humanos, entonces podemos concluir que el motor interno de la historia son las relaciones económicas.

Cuando tú estudias historia, te enseñan que está dividida en diferentes edades (antigua, media, moderna y contemporánea). Si te has fijado un poco, te darás cuenta que cada una de esas etapas tiene como su propia personalidad, unas características que no se repiten en las otras. ¿Qué es lo que hace que la edad media sea distinta de la moderna o de la antigua? ¿Qué hace que la edad contemporánea sea distinta de la medieval? De acuerdo con lo que llevamos dicho, los distintos momentos de la historia están marcados por las distintas relaciones económicas que podemos encontrar a lo largo de la historia; es una verdad casi axiomática en el pensamiento marxista que son las relaciones económicas de producción las que determinan los diferentes períodos históricos.

La relación entre la lucha de clases y los cambios de la historia están claramente expresadas por Engels en el siguiente texto:

Fue precisamente Marx el primer que descubrió la gran ley que rige la marcha de la historia, la ley, según la cual todas las luchas históricas, ya se desarrollen en el terreno político, en el religioso, en el filosófico o en otro terreno ideológico cualquiera, no son en realidad sino la expresión más o menos clara de luchas entre clases sociales, y que la existencia y, por tanto, también los choques de estas clases están condicionadas, a su vez, por el grado de desarrollo de su situación económica, por el modo de su producción y su cambio, condicionado por esta

F.Engels, Prólogo a la obra de K.Marx El 18 Brumario de Luis Bonaparte, pp.9-1O

Esas relaciones económicas, por su parte1 tienen también sus elementos determinantes: los medios de producción y la propiedad de los medios de producción. Y si observas que los medios de producción, que son los instrumentos que se necesitan para obtener los bienes materiales necesarios a los hombres, son predominantemente medios materiales te darás cuenta de que tod9 vendría a reducirse a economía, a materia; y de ahí el nombre teoría materialista de la historia.

Ahora bien, aun cuando la economía sea la base real de la sociedad, no podemos decir que la sociedad sólo sea economía. Las realidades sociales son mucho más complejas y junto con la estructura económica presentan, al menos, una estructura jurídico-política y una estructura ideológico-religiosa. La relación de dominio entre estas tres estructuras aparece claramente expresada en un conocido texto de Marx que te reproduzco a continuación:
El resultado general al que llegué y que, una vez obtenido, me sirvió de guía para mis estudios, puede formularse brevemente de este modo: en la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas, necesarias, independientes de su voluntad, estas relaciones de producción corresponden a un grado determinado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se eleva una superestructura jurídica y política y a la que corresponden formas sociales determinadas de conciencia. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de vida social, política e intelectual en general. No es la conciencia de los hombres la que determina la realidad; por el contraria, la realidad social es la que determina su conciencia.
K.Marx, Prefacio a la contribución a la crítica de la Economía Política, pp.42-43.

En los estudios posteriores del marxismo se han utilizado los términos de infraestructura económica y superestructura para referirse a los elementos de los que estamos hablando. Para decir qué es la infraestructura económica no se necesitan muchas explicaciones; la superestructura, por su parte, estaría formada por los niveles político-jurídico, ideológico y religioso. Y lo que se nos dice en el texto es que a una determinada infraestructura económica le corresponden determinadas formas del Estado (nivel político), diferentes códigos de leyes (nivel jurídico), distintas ideas sobre la realidad y sobre la sociedad (nivel ideológico) y ciertas ideas sobre el papel del hombre en la realidad (religioso) Esta es la esencia del materialismo histórico.
Ahora bien, si el materialismo histórico nos dijera solamente de cuántos niveles se compone la sociedad, no nos habría explicado algo fundamental: cómo se producen los cambios, cuál es la ley que los rige. Respecto a la dinámica histórica nos dice Marx lo siguiente:
Durante el curso de su desarrollo, las fuerzas productoras de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo cual no es mas que su expresión jurídica, con las relaciones de propiedad en cuyo interior se hablan movido hasta entonces. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas que eran, esas relaciones se convierten en trabas de esas fuerzas. Entonces se abre una era de revolución social. El cambio que se ha producido en la base económica trastorna más o menos lentamente toda la colosal superestructura.

K.Marx, Ib., p.43

La explicación que da Marx me parece suficientemente clara. Todo el proceso comienza con un cambio en las fuerzas productoras (medios de producción, conocimientos técnicos, etc.), cambio que se produce necesariamente, dada la concepción del materialismo dialéctico. Ahora bien, estos cambios de las fuerzas productoras conllevan y arrastran cambios en el resto de la formación social, es decir, en los niveles jurídico, político, ideológico y religioso. Estos cambios no se producen, sin embargo, de una manera pacífica: habitualmente es necesaria una era de revolución social para terminar de romper las formas de vida anteriores y permitir el tránsito a un nuevo modo de producción. Esa era de revolución social es la manifestación más clara de la lucha de clases, anteriormente larvada.

VIII.4.- EL CONCEPTO DE ALIENACION.

ALIENACION es un término que acuñó originalmente Hegel y lo utilizó para dar a entender que el Espíritu, en el proceso de transformación dialéctica, se convertía en algo distinto de si mismo. En esa fase, el Espíritu adoptaba una esencia que no le correspondía.

Marx utilizará también el término Alienación. Adoptará la palabra de la filosofía hegeliana, pero la aplicará a un contexto bastante diferente al de Hegel. Marx nos dice que la palabra alienación describe de un modo preciso cuál es la situación en la que se encuentran los seres humanos en las sociedades divididas en clases. Marx la aplicará, por tanto, a un contexto antropológico. Es bastante frecuente oir, en el contexto marxista, que el hombre está alienado. ¿Qué nos quiere decir Marx con esta expresión?

De un modo parecido a lo que pensaba Hegel, Marx nos quiere decir que en las sociedades clasistas los hombres se convierten en algo diferente a lo que deben ser, que los hombres se encuentran en una situación en la que son ajenos a su propia esencia. Su propia esencia les es arrebatada y se convierten en pseudo-seres humanos. Esta alienación se pone de manifiesto en muchos niveles.

En primer lugar, se encuentra en un estado de alienación económica. La alienación económica se pone de manifiesto en que en las sociedades clasistas al hombre trabajador se le arrebata el fruto de su trabajo. Si observas qué tipo de relaciones económicas existen en las sociedades divididas en clases te darás cuenta que los medios de producción (la tierra, las fábricas y otros) pertenecen a la clase dominante. Pero no son los miembros de la clase dominante quienes actúan sobre esos medios de producción para obtener bienes; es decir, no son ellos los que trabajan. Los que trabajan son los miembros de la clase dominada. Y una vez que, con su trabajo, han obtenido bienes, la clase dominante se los arrebata y a cambio, en el mejor de los casos, le dan un salario. Es decir, al trabajador se le arrebata la diferencia que existe entre el valor del objeto producido y el salario percibido (lo que se conoce con el nombre de plusvalía) y, si bien no se trata todavía de una alienación esencial, sí se trata de una situación en la que se le quita algo que le pertenece.

Ahora bien, esta misma situación dará lugar a otro tipo de alienación más grave. Se trata de una alienación a la que podríamos denominar antropológica. ¿En qué consiste? En una consecuencia derivada de la antropología marxista. Para Marx, el hombre no es esencialmente un ser racional, sino un ser cuya esencia se muestra en la acción, en el trabajo, en la transformación del mundo. Lo que distingue al hombre de los animales es que el hombre transforma el mundo en el que vive. El hombre se proyecta en su trabajo, se muestra en su trabajo, y es hombre en la medida en que trabaja. El trabajo no es un castigo ni una maldición bíblica: es la única manera de mostrarse el ser humano. Ahora bien, en la situación de una sociedad clasista el hombre está desligado de su trabajo en tanto en cuanto no es él quien decide qué hacer1 ni cómo hacerlo, ni qué hacer con lo que ha hecho. El hombre se convierte así en una pieza de un engranaje qué produce bienes, pero pierde su propia esencia. Ya no es hombre.

No son estas, sin embargo, las únicas modalidades de alienación conocidas. Hay otras que pueden ser peores en cuanto que posibilitan la existencia de las dos primeras y dificultan su desaparición. Se trata de la alienación que se da en el nivel de la superestructura. En este caso al hombre se le imponen modelos de Estado, leyes y, sobre todo, valores que no le corresponden, que le hacen tener una determinada concepción de la realidad, una conciencia coherente no con lo que el es, sino con las relaciones de producción en las que se halla inmerso.
Recuerda el texto del Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política:

El conjunto de esas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real, sobre la cual se eleva una superestructura jurídica y política y a la que corresponden formas sociales determinadas de conciencia. El modo de producci6n de la vida material condiciona el proceso de vida social, política e intelectual en general. No es la conciencia de los hombres la que determina la realidad; por el contrario, la realidad social es la que determina su conciencia.
K. Marx, Prólogo a la Contribución..., l.c.

Estas últimas frases son las que ponen de manifiesto la alienación ideológica. No es cierto que los hombres tengan una conciencia, es decir, un conjunto de ideas y de valores autónomos, a través de los cuales juzguemos y valoremos la realidad; es la realidad social quien, por mor de intereses, determina la conciencia de los hombres y le induce a adoptar ideas que favorecen los intereses de las clases dominantes Para ello, las clases dominantes cuentan no sólo con los medios de producción de la vida material, sino que también tienen a su disposición los medios de producción de la vida intelectual y espiritual. Lee el texto que nos deja Marx en La Ideología Alemana:

Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que posee el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente. Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante son también las que confieren el papel dominante a sus ideas.
K. Marx, o.c. ,p.4

En lo que hemos dicho en último lugar se pone de manifiesto por qué la alienación humana significa que el hombre no es él mismo, que el hombre ha perdido su propia esencia. El hombre no tiene valores e ideas propias, sino valores e ideas que se le han impuesto y que coinciden con los valores y las ideas de la clase dominante.

El objetivo de la alienación, por lo demás, estará claro si seguimos el siguiente razonamiento: Es nuestra representación de la realidad la que regula nuestras acciones. Nosotros actuaremos de acuerdo con nuestras ideas. Por tanto, el mejor procedimiento que puede utilizar la clase dominante para mantenerse en su situación de privilegio y evitar la rebelión de la clase dominada es controlar sus ideas, haciéndoles parecer que lo que sucede es la que tiene que suceder porque se apoya en una suerte de ley eterna que no da lugar a alternativas. Para terminar este apartado y para que puedas ver cómo utilizan las clases dominantes estos instrumentos, voy a citarte un párrafo de un novelista español, Juan Valera, en donde se recoge el sermón de un cura (el inefable D.Anselmo) en la fiesta mayor del pueblo:

Entonces el padre hablo del socialismo, refutándole y procurando demostrar que cada una de sus utopías es sueño y delirio insano. Según él, siempre habrá pobres y ricos, y figurándose ya la revolución social triunfante, dio por ineludible el resultado que los que ahora son ricos queden pobres; que algunos de los pobres más listos y audaces se hagan ricos, y que la muchedumbre de los pobres se aumente en número y padezca mayor miseria, porque gran porción de la riqueza se habrá consumido o destruido con las huelgas, alborotos y guerras civiles. En cambio, si el Orden establecido se conserva y se cuida de que nadie se haga rico burlando el código penal, todos trabajarán y se ingeniarán decentemente, por donde crecerán la riqueza y el bienestar, y los ricos serán más ricos y serán más, y los pobres serán menos pobres y menesterosos, y llegará el día, allá en lo por venir, en que los pobres estén mejor tratados que los ricos de ahora. Pero ahora y entonces habrá clases y jerarquías sociales, y será justo que se respeten porque las hay hasta en el cielo.

Juan Valera, Juanita la Larga, Cap.XVI

VIII.5.LA CRITICA A LAS IDEOLOGÍAS. -

Al hablar de la alienación hemos hecho mención explícita de la alienación ideológica y la hemos calificado como una de las más graves. La hemos presentado como la responsable en última instancia del dominio que ejercen las clases dominantes sobre las clases dominadas.

También hemos insinuado que el papel del marxismo no es meramente teórico, sino que aspira a transformar la realidad, sobre todo la realidad social. Por tanto, si esa transformación de la sociedad tiene como objetivo liberar a las clases dominadas, y hemos visto la grave repercusión que tienen las ideologías en los conflictos de clase, el tema de las ideologías no puede ser ajeno a los análisis de la teoría marxista.

¿Cómo podemos definir las ideologías? En principio podríamos decir que las ideologías están formadas en primera instancia por el "sistema de representaciones (imágenes, mitos, ideas o conceptos), dotados de una existencia y de un papel históricos en el seno de una sociedad dada"'. Ahora bien, a las ideologías no pertenecen sólo las ideas teóricas: también podemos incluir en ellas los sistemas de actitudes-comportamientos sociales, es decir, las costumbres que tienen los individuos en un contexto social.

Como hemos dicho más arriba, los sistemas de representaciones incluyen ideas aparentemente muy diferentes como pueden ser las ideas políticas, morales, religiosas, estáticas e incluso filosóficas. Son elementos importantes en la acción del hombre en tanto que son las ideas lo que mueve a la acción del hombre porque, como dijo Engels (aunque no sea un rasgo de tremenda originalidad) "todo lo que mueve a los hombres tiene que pasar necesariamente por su cabeza".

Lo que más nos llama la atención de estos sistemas de representaciones es que a través de ellas los hombres se hacen una idea del mundo, del cosmos, y del papel que juegan en él los hombres. Entonces si estas representaciones reflejaran estas relaciones de un modo adecuado y verdadero, no habría nada que objetar a la presencia de las ideologías. Sin embargo, las cosas no son así, porque tal como utiliza Marx el término, las ideologías no están formadas por ideas claras, sino por ideas confusas y como en nebulosa que transmiten una imagen falseada y falsificadora de la realidad y de las condiciones en que se desarrolla la vida de los hombres.

Por tanto, lo que hemos de resaltar de las ideologías es que no son representaciones objetivas, científicas; por el contrario, las ideologías están llenas de elementos imaginativos. Es decir, las ideologías no describen la realidad; más bien lo que encontramos en ellas son deseos, esperanzas, ilusiones, nostalgias. No quiero decir con esto que las ideologías no contengan elementos de conocimiento; puede haberlos. Sin embargo lo que predomina en ellas son elementos que posibilitan una adaptación de los individuos a la vida real, a sus tareas, a las condiciones de existencia, independientemente de su posible verdad objetiva. Por ejemplo, la vida religiosa que habla del sentido del sufrimiento y de la muerte hace que los explotados puedan soportar mejor las condiciones míseras de su existencia. Otro claro ejemplo de lo que llevamos dicho es la idea de que el hombre es "el rey de la creación". En ella se pone de manifiesto que el mundo no es más que el reino del hombre, y que por tanto puede hacer y deshacer a su antojo. Un tercer ejemplo de ideología lo puedes encontrar en el sermón del P. Anselmo.

El sentido de la existencia de las ideologías te lo vengo diciendo desde hace algún tiempo. En una sociedad de clases está destinada a asegurar la cohesión de los hombres en la estructura general de la explotación de clase. Está destinada a asegurar la dominación de una clase sobre las otras haciendo aceptar a los explotados sus propia condición de explotados como algo fundado en la "voluntad de Dios", en "la naturaleza", en "el deber moral", etc.. Pero la ideología no es solo una "mentira piadosa" para engañar a los explotados: también sirve para que los individuos de la clase dominante acepten como "querida por Dios", por "la naturaleza" o por el "deber moral" la dominación que ejercen sobre la clase de los explotados. Es decir, la ideología se ejerce sobre la conciencia de los explotados para hacerles aceptar como natural su condición de explotados; se ejerce sobre los miembros de la clase domina te para permitirles ejercer como natural su explotación y su dominación.

¿A quién se deben las distintas ideologías que han existido a lo largo de la historia? ¿Quiénes son los productores de las ideologías? La respuesta nos la da Marx en el siguiente texto:
La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente. Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante son también las que confieren al papel dominante a sus ideas.
K. Marx. o.c. p.48

Las ideologías dominantes son siempre producto de la clase dominante. Son ellas las que disponen de los medios de producción espiritual (filósofos, poetas, sacerdotes, etc. Y, quienes disponen de los canales de comunicación (imprentas, emisoras, etc) y quienes pueden tener el prestigio y la fuerza suficientes para imponérselas a los demás.

Denunciado, por tanta, el carácter imaginativo de las ideologías; aclarados los objetivos perseguidos por las mismas, que no son otros que dominar a las clases dominadas; y comprobado que los autores de las ideologías son las clases dominantes, la teoría marxista exige la realización de una crítica social que ponga de manifiesto todos estos factores con el objetivo de descubrir y aclarar las leyes por las que se rige la historia en su conjunto.

También se conseguirá que la clase dominada se haga consciente de la situación de alienación ideologizada a la que se encuentra sujeta, y esto le permitirá tomar conciencia de clase, generar su propia ideología y luchar por su liberación.

3 comentarios

luna -

estos profesores son la caña, ojala el mio fuera asi tambien, si no me huebieran dao esta direccion yo no se q seria de mo ahora. GRACIAS A LOS Q HACEIS ESTA PAGINA!!!!!!

zenon -

NO. Estos son unos apuntes sobre Marx. Estan aquí expuestos porque creo que son más claros; si quieres leer un "ejercicio" de contextualización del "prólogo" puedes verlo en el apartado que se titula: "Comentario de texto ya hecho"

Anónimo -

este se puede considerar como el contexto historico, filosofico y cultural?