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La tortuga de Zenón

4ª Pregunta: Influencia y vigencia del pensamiento de Ortega

Transcribo aquí el artículo aparecido en el diario nicaraguense "La Prensa" sobre la vigencia del pensamiento orteguiano. Antes encontrareis un breve resumen que me he permitido hacer. De este artículo y del que sigue (aparecerá antes por lo tanto) podeis extraer la segunda parte de la cuarta pregunta.

Influencia y vigencia del pensamiento de Ortega (resumen del artículo del Dtr. Serrano Caldera)

* Influencia de Ortega y la filosofía del exilio en Latinoamérica.
* Ortega ha servido de puente entre la filosofía alemana y la cultura en lengua española: introdujo alguna de las corrientes más importantes de la filosofía moderna (vitalismo, existencialismo, fenomenología…)
* Sus afirmaciones sobre la “solución europea” al “problema de España” han tenido algo de profético.
* A pesar de sus posiciones “reaccionarias” (Véase “La rebelión de las masas” y sus teorías sobre las “élites”) la tesis central de su pensamiento, es decir La razón vital, mantiene su vigencia.
* Según esto, hay que invertir la tendencia del racionalismo que al hacer de la razón un absoluto somete la vida a sus exigencias. Hay que invertir la relación y poner todos los productos de la razón (la cultura, el arte, la ética, el Estado, el derecho, las costumbres…) al servicio de la vida.
*Para este autor Mayo del 68, con otro lenguaje y también con otros “inductores intelectuales” (fundamentalmente marxistas) es una reivindicación de la vida y la vitalidad frente a las formas racionales opresivas, y en esto se manifiesta la influencia de Ortega.

La razón vital en Ortega y Gasset
Alejandro Serrano Caldera. La Prensa (Managua)

Algunos se preguntarán, ¿por qué escribir hoy sobre José Ortega y Gasset, filósofo tan controversial, discutido y discutible y que suscita las más contradictorias opiniones y los más encontrados puntos de vista? Una primera respuesta sería: ¡precisamente por eso!

Si esto no fuese suficiente, habría que agregar que Ortega es el filósofo que más influencia tuvo sobre el pensamiento y los pensadores latinoamericanos en la primera parte del Siglo XX, y aún algunas décadas después de pasada la mitad de la anterior centuria. Es, también, el pensador de lengua española más conocido y apreciado, en su época, en los exigentes ambientes de la filosofía alemana, incluyendo al propio Heidegger, y por mucho tiempo el principal conducto, sino el único, por el que el pensamiento filosófico alemán pasó a la cultura de lengua española.

Además, no habría que olvidar, muchos de sus luminosos análisis de filosofía de la historia y filosofía política, en los que, ejerciendo una verdadera tarea de profeta y visionario, se adelantó a su tiempo describiendo y sugiriendo opciones y puntos de vista que hoy son realidades del presente y propuestas de futuro, como es el caso de la Unión Europea, cuyos fundamentos filosóficos y políticos fueron magistralmente presentados en su obra Meditación de Europa, que recogió y amplió su conferencia de Berlín, en septiembre de 1949, “De Europa Meditatio Quaedam”.

Pero sobre todo, la importancia de Ortega y Gasset para nuestra época, más allá de sus posiciones conservadoras y hasta reaccionarias en varias de sus obras, entre las que habría de mencionarse, particularmente, La Rebelión de la Masas, radica, a mi modo de ver, en la vigencia que tiene la tesis central de su pensamiento, que es la idea de La Razón Vital.

En ella, el filósofo español corrige la perspectiva racionalista de la filosofía de Sócrates y de la filosofía griega, en general, sobre la que se fundará Europa y todo el Occidente, y de manera particular, invierte la perspectiva del racionalismo de Descartes, Spinoza, Leibniz y Malebranche, verdaderos creadores de la Era Moderna, al hacer de la razón un absoluto y de la vida una función de aquélla supeditada a sus exigencias. A esas alturas el pensamiento de Ortega está fuertemente influenciado, más que por ningún otro, por la Filosofía de la vida de Wilhelm Dilthey y se aferra, al igual que el gran filósofo alemán, a reafirmar la primacía de la vida sobre la razón y a exaltar el milagro esplendoroso de ser.

La idea de la Razón Vital es pues en José Ortega y Gasset, el núcleo de su sistema filosófico y aunque esta idea atraviesa la mayoría de sus obras, es, probablemente, en El Tema de Nuestro Tiempo, de 1923, en donde encuentra su desarrollo más sistemático. La obra toda es en sí la demostración de que la Razón Vital es el tema del tiempo del filósofo español, pero cabría preguntarse si efectivamente continúa siendo el tema de hoy, es decir, el tema de nuestro tiempo aquí y ahora.

“El tema del tiempo de Sócrates —dice Ortega— consistía, pues, en el intento de desalojar la vida espontánea para suplantarla con la pura razón... El socratismo o racionalismo engendra, por tanto, una vida doble, en la cual lo que no somos espontáneamente —la razón pura— viene a sustituir a lo que verdaderamente somos, la espontaneidad.

“El tema de nuestro tiempo consiste en someter la razón a la vitalidad, localizarla dentro de lo biológico, supeditarla a lo espontáneo. Dentro de pocos años parecerá absurdo que se haya exigido a la vida ponerse al servicio de la cultura: La misión del tiempo nuevo es precisamente convertir la relación y mostrar que es la cultura, la razón, el arte, la ética quienes han de servir a la vida”.
Pocos años después de escritas estas reflexiones, cuarenta y cinco, justamente, en mayo de 1968, y sólo a trece de su muerte ocurrida en 1955, la premonición de Ortega se cumplía, pues realmente a los jóvenes universitarios de París, primero, de Francia y todo el mundo después, parecía absurdo que la vida estuviese subordinada a la razón y la cultura y no éstas a la vida. En el fondo, su protesta fue un intento de corregir la perspectiva socrática y cartesiana que había creado, de alguna forma, los fundamentos teóricos que hicieron posible la sociedad de consumo que ellos querían abolir.
Aquellos lemas históricos aparecidos en los muros de París, “prohibido prohibir”, “seamos relistas, exijamos lo imposible”, “hagamos el amor y no la guerra”, parecían, a su manera, con otro lenguaje, pero con igual intención, ser la forma de poner en práctica el mensaje de la filosofía de la Razón Vital de Ortega, aunque posiblemente ellos nunca oyeron hablar de él ni conocieron su obra, pues otros eran los filósofos que los inspiraban, Marcuse, Foucault, Althusser, Lefebvre... sin embargo, en el fondo de la rebelión de los jóvenes estudiantes estaba, explícito o implícito, un reclamo por la vida y la vitalidad frente a las formas racionales que habían creado la cultura, la ética, el Estado, el derecho y las costumbres.

2 comentarios

zenon -

Gracias por el piropo. Respecto a su objección valga señalar que probablemente el mérito de Ortega consista en proponer una razón enraizada en la vida, lo cual no significa abdicar de la razón.

estupenda pagina -

no estoy de acuerdo en que haya que supeditar la razón a lo espontáneo, entonces.. de qué nos sirve razonar??quizá me he desviado del sentido de la frase, pero por eso mismo me gustaria que me lo aclarase. gracias.