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La tortuga de Zenón

Introducción al texto de Ortega

Guía de lectura: “El tema de nuestro tiempo”
En El tema de nuestro tiempo, Ortega llama a una renovación en filosofía que supere el abismo entre razón y vida. Implícitamente este libro está ligado a su sentimiento de que España se encontraba en un estado de coma, y que tal situación exigía una misión intelectual que toda Europa anticipaba, y que Ortega reconoce como El tema de nuestro tiempo. España se aferraba a los jirones de la tradición, los españoles se habían abandonado a existir en una mezcolanza de ideas y formas de vida caducas y formalistas. El resultado era una nación de hombres y mujeres que se comportaban igual que sus abuelos.
El primer capítulo de esta obra es un esbozo de su teoría de las "generaciones". Sostiene que sus coetáneos generacionales estaban destinados a acabar con esa situación de muerte clínica en la que se encontraba España. Ortega empleó una dudosa combinación aritmética, basada en la unidad generacional de 15 años, para buscar un fundamento "científico" a la tesis de que toda generación representa una cierta altura histórica, que bajo su mandato impone un nuevo imperativo. Él ofrece como premisa filosófica para su generación la tarea de sobreponerse a la dicotomía heredada entre el racionalismo desvitalizado y el vitalismo carente de toda inteligencia. El concepto de vida que aparece en esta obra puede interpretarse fácilmente de una forma biologicista. Pero hay que descartar esta falsa ilusión y decir que la aventura de la vida ha de afirmarse a sí misma como más vida, sin caer en el desorden irracional de pasiones o deseos animales. En el capítulo final, "La doctrina del punto de vista", mantiene nuestro autor que cada hombre 'y cada pueblo debe llegar a la verdad a su propia manera. Desde el momento en que no existe un camino preestablecido, ni ninguna verdad objetiva trascendente que deba ser conocida independientemente del sujeto del conocimiento, cada proyecto revela una faceta más de la verdad total, que finalmente será percibida sólo gracias a una yuxtaposición de todas las perspectivas. Esta suma general puede ser Dios, quien "goza de todos los puntos de vista y en su ilimitada vitalidad recoge y armoniza todos nuestros horizontes". Por eso, Dios "ve las cosas a través de los hombres, que los hombres son los órganos visuales de la divinidad".
El pensamiento está ligado a las prioridades pre- y extraconceptuales de la vida de cada uno; pero la vida de cada uno tampoco se puede entender sin el pensamiento de cada uno. En 1923, el concepto de razón vital, si bien todavía somero, comenzaba a perfilarse como la piedra angular sobre la que Ortega llevará a cabo la renovación de la razón humana, el cambiar la razón pura por una razón que surge por y para la vida, la "Razón vital".
El tema de nuestro tiempo cierra la etapa que hemos denominado "perspectivismo" y abre la nueva etapa del raciovitalismo. El objetivo último de esta obra era superar el racionalismo, y en este intento va a estar a la altura de los principales pensadores europeos, separándose de sus maestros neokantianos. La cultura es función de la vida. Los valores de la cultura son la ciencia, el arte, la justicia. Son los valores de la razón. No se trata de eliminar a la razón, sino de negar su exclusividad: "el hombre del presente desconfía de la razón... No niega la razón, pero reprime y burla sus pretensiones de soberanía". ¿Es esto vitalismo? Tampoco podemos entender una vida sin razón, no en el ser humano (lo desarrollamos en el apartado de la teoría referido a la etapa raciovitalista de Ortega. Al principio de éste realizamos una revisión a la crítica que hace tanto al racionalismo como al vitalismo). En la tercera edición de El tema de nuestro tiempo se incluye dentro de sus apéndices el ensayo Ni vitalismo ni racionalismo, publicado en la Revista de Occidente, en octubre de 1924. Sin duda, en esta obra está ya, aunque sólo sea en germen, planteado el tema del raciovitalismo, verdadero foco de referencia de toda la producción posterior de Ortega y con el que cobra unidad y un carácter orgánico toda su obra.

El mismo Ortega nos aclara, en una "Advertencia al lector" que pone al principio de esta obra, que “la primera parte de este libro contiene la redacción, un poco ampliada, de la lección universitaria con que inauguré mi curso habitual en el ejercicio de 1921-22”.
Consta la obra de diez capítulos y unos apéndices. Los capítulos son los siguientes:
1. La idea de las generaciones
2. La previsión del futuro
3. Relativismo y racionalismo
4. Cultura y vida
5. El doble imperativo
6. Las dos ironías, o Sócrates y Don Juan
7. Las valoraciones de la vida
8. Valores vitales
9. Nuevos síntomas
10. La doctrina del punto de vista.

En los Apéndices se tratan los siguientes temas:
- Ni vitalismo ni racionalismo - El ocaso de las revoluciones
- Epílogo sobre el alma desilusionada
- El sentido histórico de la Teoría de Einstein
En el capítulo que nos atañe, Ortega comienza por hablar de la contraposición entre "cultura" y "vida" (que recuerda algunas de las antítesis nietzscheanas), preparando la síntesis entre ambas. El racionalismo y el relativismo aparecen en la historia del pensamiento como dos maneras opuestas de “hacer frente a la antinomia entre vida y cultura”. Mientras que el racionalismo niega todo valor a la vida, para resaltar el valor de la cultura, el relativismo hace justamente lo contrario. Pero ambas posturas son erróneas. Desde el análisis del conocimiento, vemos que el racionalismo presupone la existencia de un "yo", de un "sujeto" idéntico e invariable en el que penetran las ideas eternas e inmutables, mientras que el relativismo deshace la realidad del sujeto. Frente a esto, Ortega define la actividad cognoscitiva del sujeto como "claramente selectiva", dejando fuera de "su mundo" lo que no se corresponde con la estructura de su "plan vital": esto es lo que llama Ortega "la perspectiva", que la trata como "un componente de la realidad", pero un componente organizativo. Para ilustrar estas ideas pone los ejemplos de la audición y de la visión, desde un punto de vista fisiológico. El resultado de su análisis es la afirmación de que cada vida (nótese que ya no dice cada sujeto ni cada yo) es un punto de vista sobre el universo" y al decir "cada vida" se refiere no sólo a los individuos en cuanto tales, sino también a los pueblos y a las épocas. Por eso "la verdad", que debería ser ajena a la historia, "adquiere una dimensión vital" y, por lo tanto, histórica. El error gnoseológico es pretender que la verdad no es resultado del perspectivismo, que hay una verdad absoluta e intemporal, es decir, "utópica", en su sentido etimológico, o sea, "que no está en ninguna parte", en ningún lugar, en ningún paisaje. Pero lo que no está en ninguna parte, no existe, luego la verdad utópica no existe, es un engaño, una ilusión. Y eso ha sucedido con la filosofía, que siempre ha sido utópica, que cada sistema ha pretendido valer para todos y para siempre, al no tener en cuenta la dimensión vital, histórica, perspectivista. Por eso declara Ortega que “la razón pura tiene que ser sustituida por una razón vital...”
A continuación inicia Ortega una crítica de la filosofía del pasado, comparándola con el “primitivismo” de los pintores del ""cuatrocento", de donde nace el atractivo que tiene sobre los hombres de hoy aquellas muestras candorosas e ingenuas de tiempos pretéritos, en las que no hay problemas, una vez construido el sistema utópico, donde todo está resuelto y el mundo está cerrado y acabado. A esto lo llama Ortega la reducción del "horizonte" a "'mundo", cuando lo que él propone es la inversión de tal mecanismo, o sea, la reducción del "'mundo" a "horizonte", que consiste en referir el mundo o entorno al sujeto viviente, convirtiendo al individuo en un punto de vista esencial.
Acaba el capítulo sugiriéndonos la posibilidad de sumar o yuxtaponer las perspectivas de todos los sujetos vitales para obtener lo que antes se llamaba "Dios", que ahora aparece como el punto de vista que ve por medio de nosotros o más bien, ""el símbolo del torrente vital, a través de cuyas retículas infinitas va pasando poco a poco el universo...""

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