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La tortuga de Zenón

El empirismo

El empirismo V.EL EMPIRISMO.-

En l620 se publicó en Inglaterra un libro muy importante llamado Novum Organon. Su autor fue Sir Francis Bacon. En ese libro se nos decía que teníamos que aprovechar todas las posibilidades que nos brinda la naturaleza para mejorar la vida humana. Pero está claro que la naturaleza, por sí misma, nos ofrece pocas facilidades. La naturaleza parece ser, más bien, algo esquiva. Por eso se hace necesario transformarla para poder ponerla a nuestro servicio.

Pero parece sensato decir que debemos saber cómo son las cosas antes de meternos a modificarlas. Si no lo hacemos así corremos el riesgo de cometer graves errores y sólo conseguiríamos que todas esas modificaciones se volvieran contra nosotros. Por tanto, debemos recurrir a la ciencia antes de ponernos manos a la obra. Sin embargo, la ciencia de aquella época, que seguía los cánones aristotélicos, no era un instrumento adecuado para conocer la realidad. Se nos impone, por tanto, la conclusión de que es necesario desarrollar una ciencia distinta, que nos permita conocer con detalle los procesos naturales reales y saber qué debemos hacer para modificarlos.

El objetivo de Bacon en el Novum Organon es presentarnos un nuevo método para construir la ciencia. El camino emprendido por él consistía en buscar en la experiencia los fundamentos de la ciencia. Esto es, para llegar a conocer la naturaleza es indispensable experimentar. Había llegado a esta conclusión escarmentado por el desarrollo de la 'ciencia medieval' que se apoyaba exclusivamente en la razón y que a efectos prácticos había sido completamente inútil. Con esta posición radical, Bacon nos muestra una nueva corriente filosófica con poderosa influencia en todo el pensamiento posterior: la filosofía empirista.

La filosofía empirista es "la otra" gran corriente de la filosofía moderna. Y después de ver el racionalismo, ejemplificado en Descartes, para que nuestro conocimiento de la filosofía moderna no se quede cojo, se hace necesario ofrecer algunas de las ideas más importantes de dos grandes filósofos empiristas. John Locke y David Hume. Vamos a presentar un pequeño panorama que tocará tres temas importantes: la teoría del conocimiento, la metafísica y la ética. En estos tres campos los empiristas tienen una personalidad propia muy fuerte.

V.l. ALGUNOS FILOSOFOS EMPIRISTAS.

J. Locke había nacido a mediados del siglo XVII (1632) en Bristol. Pertenecía a una familia de inclinaciones liberales, y a esa corriente política se apuntó, teniendo una destacada actividad en la vida pública; tanta actividad que, por desavenencias políticas con su soberano, estuvo desterrado bastante tiempo viviendo en Francia, Holanda y Alemania, no regresando a Inglaterra hasta el año 1688. Allí desarrolló las ideas que habían gestado algunos de sus predecesores, principalmente F.Bacon, poniéndolas en contacto con algunas de las ideas defendidas por Descartes. Escribió sus principales obras después de su regreso a Inglaterra. Entre todas sus obras hay que destacar el Ensayo sobre el Entendimiento Humano donde se propuso presentar las posibilidades, alcance y límites del conocimiento humano con un ojo puesto en una de las principales ideas de Bacon: el dominio de la naturaleza. Otra obra es Dos tratados sobre el gobierno civil, donde expone sus teorías sobre política, y especial mención merece un opúsculo llamado Cartas sobre la Tolerancia, cuestión de la que tan necesitados nos encontramos todos en estos momentos. Murió a los 73 años en 1705.

D. Hume tuvo también una vida activa. Había nacido en Edimburgo (Escocia), entrado ya el siglo XVIII (1711). Su padre, escocés a fin de cuentas, quiso que se dedicara al comercio familiar, pero su afición a la filosofía le hizo abandonar ese proyecto, yéndose a vivir a Francia. Allí escribió una obra, Tratado de la Naturaleza Humana, de la que pensó que sería un revulsivo de la filosofía de su tiempo. En contra de lo que esperaba no le hicieron ni caso. Escribió entonces el Compendio de un Tratado de la Naturaleza Humana, una especie de resumen para hacerle un poco de propaganda, publicado de forma anónima, que tampoco sirvió de gran cosa. Tampoco se descorazonó por eso, y publicó otras dos obras Investigación sobre el Entendimiento Humano, y la Investigación sobre los principios de la Moral, que exponían bastantes de las ideas de aquella primera obra. Gracias a estos dos libros y a algunos artículos de carácter crítico sobre la metafísica y la religión tradicionales llegó a alcanzar bastante notoriedad, pero la fama no le vino muy bien. Te lo explico: había quedado vacante la cátedra de Metafísica y Neumática de la Universidad de Edimburgo, y él se creyó suficientemente preparado para ocuparla. Sin embargo, los rectores de la universidad, muy conservadores, consideraron peligroso para los alumnos que un "ilustrado" fuera profesor universitario, y le fue negada la plaza. Se dedicó a partir de entonces a la lectura y a publicar otras obras originales sobre filosofía e historia, hasta que le sobrevino la muerte el año 1776. Una obra publicada póstumamente fue Diálogos sobre la Religión Natural, de enorme influencia en la posteridad.

* * V.2. ORIGEN Y CONSTITUCION DE LA EXPERIENCIA.

Lo que caracteriza a la filosofía empirista es una tesis abiertamente opuesta a las ideas de los racionalistas Los empiristas decían que todo nuestro conocimiento se reduce a la experiencia. O sea, podemos conocer solamente aquello que podemos experimentar.1 Y ¿qué es la experiencia propiamente dicha?

Este es un tema importante. De un modo algo vago nos vienen a decir que la experiencia es lo que se vive. Las distintas experiencias que vivo y las vivencias que poseo son quienes me proporcionan las ideas, y son esas ideas lo único que yo conozco. Mi conocimiento es un conocimiento de ideas que proceden de la experiencia. O sea, que cuando yo conozco algo, lo que conozco son ideas; y esas ideas, en principio, sólo me las da la experiencia.

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(1) No me gustaría que sacaras una impresión equivocada de esta expresión. Para evitar malentendidos te aclaro que algunos empiristas llegaron a afirmar que conocemos "cosas" que no son directamente experimentables (por ejemplo: la mente, la sustancia o Dios). Pero siempre y cuando las bases de todo ese conocimiento se encuentren directa o indirectamente enraizadas en la experiencia. También hablan del conocimiento de relaciones entre ideas. Como es el caso de las matemáticas, que hablan de números. Pero, aun cuando los números no sean cosas que podamos encontrar directamente en la experiencia, la validez de su conocimiento se debe a que los números se obtienen por generalización y abstracción a partir de la experiencia y, tenemos que añadir, las afirmaciones de las matemáticas no son nada que se refieran a las cosas

Te voy a exponer estas tesis de un modo más pormenorizado. Locke piensa que las ideas, objeto de nuestro conocimiento, proceden todas de la experiencia. Esa experiencia es de dos tipos. Por una parte tenemos la experiencia externa (la sensación), y por otra, la experiencia interna (la reflexión). Las dos son fuente legítima de ideas. Con toda claridad lo dice Locke

¿De dónde se hace la mente con es prodigiosa cantidad (de ideas) que la imaginación limitada y activa del hombre ha grabado en ella, con una variedad casi infinita? ¿De donde extrae todo ese material de la razón y del conocimiento? A estas preguntas contesto con una sala palabra: de la experiencia; he aquí el fundamento de todo nuestro saber, y de donde en última instancia se deriva: 'las observaciones que hacemos sobre los objetos sensibles externos, o sobre las operaciones internas de nuestra mente las cuales percibimos y sobre las que reflexionamos nosotros mismos, son lo que proveen a nuestro entendimiento de todos los materiales del pensar". Estas son las dos fuentes de conocimiento de donde parten todas las ideas que tenemos o que podamos tener de manera natural.
J. Locke, Ensayo sobre el Entendimiento Humano, Cap.I,2

En este texto se nos quiere decir lo siguiente: La sensación, los sentidos, nos proporcionan las ideas de lo que llamamos "cualidades sensibles" (como los colores, el calor, lo blando, lo amargo, etc.) Por su parte, la reflexión nos proporciona, en principio, las ideas de nuestras propias "operaciones" mentales, de actividades como pensar, creer, dudar, conocer, querer, etc..

Ahora bien, las ideas que tenemos en nuestra mente pueden ser de dos clases: simples y complejas. Son ideas simples, por decirlo de un modo fácil, las que nos proporciona cada sentido aisladamente, y nos las proporciona aisladamente porque son captadas por los sentidos individualmente. Por ejemplo, las sensaciones de calor o de suavidad nos transmiten las ideas simples de calor o suavidad. Estas ideas simples, sin embargo, no son lo único que tenemos en la mente. La mente humana tiene la capacidad de mezclar estas ideas simples gracias a la reflexión, y esa actividad nos permite obtener ideas que no obtenemos inmediatamente de la experiencia y que, de alguna forma, son producto de nuestra mente. Por ejemplo, la idea que yo puedo tener de una naranja se debe a la capacidad de nuestra mente para unir varias ideas simples y formar la idea compleja de naranja. También puedo formar otras ideas complejas que no tienen correlato en la experiencia. Claros ejemplos de tales ideas complejas son la de sirena o centauro. Sin embargo, no debemos dar una excesiva importancia a esa creatividad. Esa creatividad no es ilimitada: tenemos que dejar bien claro que todos los elementos (ideas simples) que componen esas ideas complejas nos tienen que venir dados por la experiencia.

Las posiciones de Hume en este campo son más sencillas y radicales. Todas nuestras relaciones con la realidad nos vienen dadas a través de lo que él llama percepciones. Lee la definición que nos da Hume:

Llamo percepción a cualquier cosa que pueda presentarse a la mente, sea que empleemos nuestros sentidos, o que nos impulse la pasión, o que ejercitemos nuestro pensamiento y reflexión.
D. Hume, Compendio de un Tratado de la Naturaleza Humana

Es decir, todo lo que tengo en mi mente son percepciones. Ahora bien, no todas las percepciones son del mismo tipo. Hume distingue dos tipos de percepciones: impresiones e ideas. Las impresiones son lo que llega a nuestra mente en el momento en que estamos experimentando algo. Por ejemplo, cuando veo un incendio, tengo la impresión del incendio; cuando siento un dolor de estómago, tenga la impresión del dolor de estómago. Las ideas, por su parte, no son más que las huellas, los recuerdos que dejan en nosotros las impresiones. Cuando recuerdo el incendio, algún tiempo después de producirse, tengo la idea del incendio. Después de tomarme una medicina, cuando ya no me duele estómago tengo la idea del dolor de estómago. Lo que distingue a unas de otras es lo siguiente: las impresiones son más vivas, más coloristas, presentan más detalles; las ideas son más pálidas, más borrosas. Como complemento de cuanto digo, lee las siguientes palabras de Hume

La primera proposición que anticipa, es que todas nuestras ideas, o percepciones débiles, son derivadas de nuestras impresiones, o percepciones fuertes, y que nunca podemos pensar en cosa alguna que no hayamos visto fuera de nosotros, o sentido en nuestras propias mentes.

D. Hume, Compendio de un Tratado de la Naturaleza Humana

Estas posiciones de los empiristas van a ser determinantes en el desarrollo de toda su filosofía.

* * V.3 CRITICA AL INNATISMO Y AL CONCEPTO DE CAUSA.

Hasta el siglo XVIII se había admitido la idea de causa como algo plenamente claro e intuitivo. Por su parte, algunas tradiciones filosóficas (entre las que se encuentran los racionalistas modernos) aceptaban como algo totalmente necesario la existencia de ideas innatas. Sin embargo, tanto la idea de causa como las ideas innatas van a ser dos frentes de ataque constante para los filósofos empiristas. La revisión crítica de cada uno de estos conceptos va a influir profundamente en la filosofía posterior. Todos los empiristas se van a mostrar en desacuerdo con los filósofos que afirman la existencia de las ideas innatas. La crítica al concepto de causa, aguda donde las haya, será responsabilidad exclusiva de D. Hume.

V.3.l CRíTICA AL INNATISMO.

Después de lo que hemos leído en el apartado V.2. sobre el origen de las ideas, está claro que ninguno de los empiristas puede aceptar la existencia de las ideas innatas. Sin embargo, lo que no podemos ocultar es que, frente a los empiristas, estaban los racionalistas que afirmaban sin rodeos la existencia de las ideas innatas. En esta situación, no es de extrañar que surgiera la polémica. Los racionalistas defendían la existencia de las ideas innatas arguyendo que, en caso contrario, no podíamos tener conocimientos universales y absolutamente validos.

Ante estas afirmaciones de los racionalistas, ¿qué argumentos pueden presentar los empiristas?.

V.3.1.1. LA CRITICA DE LOCKE.-

Locke presenta dos argumentos. El primero de ellos dice que los niños y los débiles mentales carecen de ideas como las del principio de Identidad o del principio de No contradicción, y eso contradice claramente a existencia de las ideas innatas. Mira cómo lo dice:

... todos las niños no tienen la mas mínima aprehensión o pensamiento de aquellas proposiciones, y tal carencia basta para destruir aquel asenso universal, que por fuerza tiene que ser el concomitante necesario de toda verdad innata. (...). Si, por supuesto, los niños y los idiotas tienen alma, quiere decir que tienen mentes con dichas impresiones, y será inevitable que las perciban y que necesariamente conozcan y asientan a tales verdades; pero como esto no sucede, es evidente que no existen tales nociones

J.Locke, Ensayo sobre el Entendimiento Humano. Intr.5

El otro argumento no deja de ser curioso. Resulta por lo menos extraño, nos dice Locke, que yo tenga algo en mi mente sin saber que lo tengo, sin darme cuenta de que lo poseo. Entonces, se pregunta, si las ideas innatas están impresas en mi mente, ¿como es posible que yo no las haya detectado jamás? Si yo fuera como Locke te diría lo siguiente: Piensa en tu caso: ¿habías sabido algo sobre el principio de identidad o el principio de no contradicción antes de que te lo nombraran en clase de filosofía? Y después de haberlos aprendido (si es que los has aprendido, cosa que me permito dudar) ¿has llegado a conocerlos porque has mirado en tu interior, o porque lo has oído a través de tus oídos? Quizá las palabras de Locke te resulten más claras:

Además, me parece caso contradictorio decir que hay verdades impresas en el alma que ella no percibe y no entiende, ya que estar impresas significa que, precisamente, determinadas verdades son percibidas, porque imprimir algo en la mente sin que se le perciba me parece poco inteligible. (...) Porque, si no son nociones naturalmente impresas, entonces ¿cómo pueden ser innatas? Y si efectivamente son nociones impresas, ¿cómo pueden ser desconocidas? Decir que una noción está impresa en la mente, y afirmar al tiempo que la mente la ignora y que incluso no la advierte, es igual que reducir a la nada esa impresión.

J.Locke, Ibidem

V.3.l.2. LA CRITICA DE HUME.

Lo que hace Hume en este caso es algo muchísimo más simple. Se admira del enorme esfuerzo que tuvo que desplegar Locke para demostrar que no tenemos ideas innatas, cuando pare él resulta una conclusión absolutamente inmediata de la misma definición de idea, Tú mismo puedes verlo con facilidad si recuerdas lo que dijimos en el anterior apartado Allí afirmábamos que sólo teníamos dos clases de percepciones: las impresiones y las ideas; además afirmábamos que las ideas no eran más que impresiones debilitadas. Entonces, ¿por qué detenernos tanto en demostrar que no tenemos ideas innatas? Decir que tenemos ideas innatas es algo parecido a decir que tenemos ideas (que derivan de impresiones) que no son ideas (porque no provendrían de las impresiones). Y eso, hablando en plata, no es más que una enorme contradicción.

V.3.2. LA CRITICA A LA IDEA DE CAUSA.

La idea de causa, y el principio de causalidad, son dos de las herramientas más poderosas de las que ha dispuesto la filosofía. Nos han permitido acceder a dos campos que, de otra manera, nos habrían resultado totalmente desconocidos: la metafísica y la ciencia. ¿Cómo podemos llegar a la ciencia y a la metafísica a través de la idea de causa? Muy fácil: la idea que tenemos tradicionalmente de causa es que hay un nexo que une la causa con el efecto, es decir, nuestra idea de causa dice que la causa produce al efecto, que la causa es la autora del efecto. De esta manera, se establece una conexión necesaria entre la causa y el efecto. Pero, claro: si entre los dos hay una conexión necesaria entonces ni el uno ni el otro pueden aparecer aisladamente; y esto quiere decir que siempre que se dé la causa, necesariamente se producirá el efecto; y, a la vez, que siempre que veamos el efecto, es necesario que previamente se haya producido la causa. Y todo esto será verdad aunque sólo veamos la causa, o sólo veamos el efecto. Es decir, con este esquema podemos inferir los efectos a partir de las causas, y podemos inferir las causas a partir de los efectos.

Entonces, en el caso de la metafísica, si observamos los efectos, por ejemplo la existencia de movimiento o del mundo (que son efectos), podremos inferir que existe la causa de los mismos, que Aristóteles decía que era el Motor Inmóvil y Sto.Tomás identificaba con Dios. Pero afirmar que existen Dios o el Motor Inmóvil es entrar en el ámbito de la metafísica. Este paso podemos darlo solamente gracias a la idea de causa.

La ciencia, por su parte, sería imposible si elimináramos la idea de causa. Concebimos a la ciencia como un instrumento de explicación y predicción. La explicación no es otra cosa que mostrar por qué ha sucedido alguna cosa; por ejemplo, mostrar por qué se produce el SIDA. Pero preguntar por qué se produce el SIDA es preguntar cuál es la causa del SIDA. El SIDA es el efecto, y estaríamos preguntando por la causa. La predicción, por su parte, es algo así como el proceso inverso. Hago una predicción cuando anticipo qué es lo que sucederá cuando se den unas determinadas circunstancias; por ejemplo, ¿qué pasa cuando exprimo un limón sobre una piedra de mármol? (por si acaso, te recomiendo que no lo hagas) . Este proceso, como ves, consiste en decir cuáles serán los efectos de una determinada causa (en este caso, echar el zumo de limón sobre el mármol). Ahora bien, ¿te das cuenta de que las explicaciones y las predicciones sólo serán válidas si los procesos que explicamos y predecimos tienen que producirse necesariamente? Pues bien, esos procesos se producen necesariamente si entre la causa y el efecto hay una conexión necesaria. Y nosotros, a lo largo de nuestra historia, nos hemos dedicado con toda nuestra ilusión a explicar y predecir porque desde siempre hemos estado persuadidos de que las causas funcionan como te he descrito más arriba. Ahora bien ¿hemos estado haciendo algo correcto?

Hume piensa que no. Hume está convencido de que los filósofos tradicionales han estado haciendo algo ilegitimo. Porque Hume piensa que por mucho que analicemos las características que encontramos en la idea que tenemos de causa, entre ellas no está la característica de conexión necesaria. Veamos cómo procede.

La idea que tenemos de causa es, según Hume, algo confusa. Si hay discusiones se debe a que no tenemos muy claro qué queremos decir con la palabra "causa". Por tanto, antes de embarcarnos en la aventura de determinar qué podemos hacer gracias a la idea de causa, debemos determinar con total claridad cuál es el contenido de la idea de causa. Hume, entre otros descubrimientos, se había inventado un sistema que nos permite clarificar el contenido de las ideas: Ya sabemos que toda idea es la huella de una impresión; como es una huella, su contenido está algo confuso y desdibujado. Por tanto, para aclarar lo que debemos entender por una idea, tendremos que recurrir a alguna impresión de la que se pueda derivar la idea. Es decir, para este caso concreto de causa, tendremos que buscar alguna situación concreta en la que podamos vivir una impresión desde la que podamos obtener la idea de causa. El análisis de Hume se ha hecho famoso en la historia: él utiliza el movimiento de dos bolas sobre una mesa de billar:

He aquí una bola de billar quieta sobre la mesa, y otra bola que se mueve hacia ella con rapidez. Las dos chocan; y la bola que anteriormente estaba en reposo adquiere ahora un movimiento. Esta es una tan perfecta instancia de la relación de causa y efecto como cualquier otra que conozcamos, sea por sensación o por reflexión.
Examinémosla por tanto. Es evidente que las dos bolas entraron en contacto antes de que fuese comunicado el movimiento, y que no hubo intervalo alguno entre el choque y el movimiento. La contigüidad en tiempo y lugar es, por tanto, una circunstancia requerida para la operación de todas las causas. Es evidente similarmente que el movimiento que fue la causa es anterior al movimiento que fue el efecto. La prioridad en tiempo es, por lo tanto, otra circunstancia requerida en toda causa. Pero esto no es todo, probemos con otras bolas del mismo género en una situación similar, y siempre hallaremos que el impulso de la una produce movimiento en la otra. Hay aquí, por lo tanto, una tercera circunstancia, a saber, la de una conjunción constante entre la causa y el efecto. Todo objeto similar a la causa, produce siempre algún objeto similar al efecto. Más allá de estas tres circunstancias de contigüidad, prioridad, y conjunción constante, nada puedo descubrir en esta causa.

D. Hume, Compendio de un Tratado...

Es decir, en este análisis de la Idea de causa no podemos encontrar la nota más característica de la idea de causa: la característica de conexión necesaria entre la causa y el efecto. Pero, si no hay conexión necesaria, entonces no tengo ningún derecho a considerar absolutamente verdaderas ni las predicciones, ni as explicaciones. Tampoco puedo afirmar la existencia de las causas que no pueda llegar a conocer mediante los sentidos, fuera del mundo de la experiencia. Pero según estas dos últimas afirmaciones, no son posibles ni la ciencia ni la metafísica: pero esto equivale a decir que no podemos conocer nada. Estas conclusiones hicieron que Hume desembocara irremediablemente en el escepticismo.

* *V.4. EL EMOTIVISMO MORAL.

En este apartado Le voy a hablar de la ética de Hume. Como te dije en su momento, en el caso de la teoría del conocimiento y de la metafísica, Hume había sido original y tremendamente crítico, un auténtico "niño terrible" para toda la tradición filosófica. Supongo que lo recuerdas porque acabas de leerlo. Y mira por dónde, en el caso de la ética no se queda atrás. También en este campo dará un quiebro importante, rompiendo abruptamente con la tradición filosófica.

Para que veas dónde está la revolución de Hume, tendrás que recordar cuál es la principal característica de las éticas estudiadas hasta el momento. Como no se si eso te ha quedado claro o como tal vez se te haya olvidado, yo me encargo de aclarártelo y de recordártelo, esa característica es la racionalidad. El modelo más exagerado de estas éticas puede ser el intectualismo ético. Recuerda que Sócrates nos venía a decir que la razón dominaba por completo el comportamiento humano, que la razón es la guía del comportamiento humano; aún más, defendía que cuando los hombres se comportaban de una forma inmoral eso no se debía a que los hombres fueran malos, sino a que eran ignorantes. Platón adoptaba una perspectiva similar al hablar del dominio que debía ejercer el alma inteligible sobre el resto de las almas. Y en el caso de Aristóteles también estaba muy claro cuando decía que la virtud, el término medio, debía ser definida por la razón. En general, hay un dominio de la racionalidad sobre cualquier otra instancia de los seres humanos Esto quiere decir que son los juicios morales emitidos por la razón los que determinan el comportamiento de los seres humanos.

Hume dirá que todo esto es un espejismo. ¿Por qué? Porque los juicios morales no tienen nada que ver con la razón, con el entendimiento. ¿Podemos comprobarlo de alguna manera? Vamos a verlo de una manera sencilla porque quiero que nos entendamos. Lo que hacen los juicios morales no es más que recomendar unas acciones, a las que se denominan virtudes, y desaconsejar otras acciones a las que llamamos vicios. Así, por ejemplo, decimos que "Ser generoso es bueno" (porque es una "virtud"), o "Asesinar es malo" (porque es un "vicio"). ¿Expresamos mediante estos juicios morales un "conocimiento racional"? Vamos a verlo: El conocimiento trata o bien relaciones de ideas, o bien cuestiones de hechos. En las relaciones de ideas, como es el caso de las matemáticas, no parece que encontremos juicios morales. Y si nos referimos a cuestiones de hechos, a las cosas que pasan, parece que está claro que en el análisis de esos hechos no encontramos huellas de lo que llamamos virtud o vicio. ¿Acaso se puede hablar de una "integral virtuosa" o de una "suma viciosilla"? ¿Es virtuosa la estricnina y viciosa la penicilina? Parece ser que no. Por tanto, el conocimiento no tiene nada que ver con los juicios morales, y por eso mismo, ni el conocimiento ni la razón tienen nada que ver con el comportamiento humano. Hay un texto de Hume que resulta muy revelador:

Toma una acción cualquiera considerada como viciosa. Un asesinato voluntario, por ejemplo. Examínalo desde todos los puntos de vista y mira a ver si puedes encontrar un hecho una existencia real que corresponda a lo que denominas vicio. En cualquier modo que lo tornes encontrarás solamente ciertas pasiones, motivos, voliciones y pensamientos: no hay ningún hecho más en este caso. Mientras dirijas tu atención al objeto, el vicio no aparecerá por ninguna parte. No lo encontrarás nunca hasta que dirijas tu reflexión hacia tu propio corazón y encuentres un sentimiento de reprobación, que brota en ti mismo, respecto de tal acción. He aquí un hecho, pero un hecho que es objeto del sentimiento, no de la razón. Está en ti mismo, no en el objeto.

D.Hume, Tratado de la Naturaleza Humana, III, 1,1.

Es decir, al analizar una acción cualquiera no encontramos un conocimiento racional que nos describa que lo que se ha hecho es una virtud o un vicio. Este mismo razonamiento te lo podría decir de la siguiente manera: Un juicio moral es una afirmación como "Esto es bueno" o "Esto es malo" ¿Qué queremos decir con esto? ¿Acaso que hay algo, "lo bueno", a lo que se parece el hecho que estamos juzgando? ¿Es un juicio parecido a "Esto es un gato" o "Esto es un perro"? Ciertamente no. Aunque exteriormente, sintácticamente, los juicios son iguales, no queremos decir exactamente lo mismo. Cuando yo digo que "Es bueno ser generoso" no estoy diciendo que "lo generoso" se parezca a "lo bueno"; lo que estoy haciendo es recomendarte que seas generoso; te estoy comunicando que yo apruebo la generosidad, que quiero ser generoso, y que me gustaría que tú también lo fueras. ¿Podría yo demostrarte racionalmente, recurriendo a los hechos, que es preferible ser generoso a ser tacaño? Sólo podría intentarlo mediante un razonamiento raro y abstruso, pero los resultados no serían demasiado positivos. Hume dice lo siguiente:

A todo razonamiento abstruso le acompaña un inconveniente: puede, en efecto, hacer callar al adversario, pero no convencerle; y además, para que lleguemos a ser conscientes de su fuerza probatoria, necesita el mismo estudio intenso que el que al principio hizo falta para su invención. Cuando dejamos nuestro cuarto de trabajo y nos ocupamos en los quehaceres normales de la vida, sus conclusiones parecen desvanecerse como fantasmas nocturnos ante la aparición de la mañana: nos resulta difícil retener incluso esa convicción que con tanta dificultad habíamos alcanzado.

D.Hume, Tratado de la Naturaleza Humana, Lib.III, Par.I Sec.I.

Y si no es la razón la que dirige nuestro comportamiento, ¿quien lo dirige? La respuesta la tienes en el primer texto: nos dejamos llevar por las emociones y por las pasiones. Es decir, actuamos dejándonos llevar por lo que sentimos ante determinadas acciones: la clave de todo está en sentimientos irracionales. Me sentiré inclinado a realizar aquellas acciones que me emocionen positivamente, y me alejaré de las que me hagan experimentar sentimientos negativos. Por basarse en las emociones, la teoría de Hume se llama emotivismo. El emotivismo es aquella teoría que dice que son las emociones quienes determinan el comportamiento humano. Por tanto, cuando yo quiera modificar el comportamiento de alguien me equivocaré si trato de convencerlo racionalmente. Deberé apelar a sus sentimientos, a sus emociones y así, tal vez pueda tener éxito en mi empeño.

SECCION DE TRABAJO PERSONAL.-

POR LO MENOS DEBES SABER:

- ¿Cuál es el origen del conocimiento, según los empiristas?
- ¿Cuántas clases de experiencia acepta Locke? ¿Cuáles son?
- ¿Cuántas clases de ideas distingue Locke?
- ¿Qué son las percepciones, para Hume? ¿Cuántas clases de percepciones hay? ¿Cómo se definen?
- ¿Qué argumentos da Locke para rechazar las ideas innatas?
- ¿Por qué no hay ideas innatas, según Hume?
- ¿Qué consecuencias se derivan de la idea tradicional de causa?
- ¿Cuáles son las características que tiene la idea de causa, según la filosofía tradicional?
- Si seguimos el análisis de Hume ¿cuáles son las únicas características que encontramos en la idea de causa?
- ¿Por qué se derivan consecuencias escépticas del análisis humeano de causa?
- ¿Cuál es la principal característica de las éticas tradicionales?
- ¿Qué son, según Hume, los juicios morales?
- ¿Qué es lo que dirige nuestro comportamiento, según el emotivismo?
- ¿Qué dicen los emotivistas sobre la modificación del comportamiento?

VOCABULARIO


- Experimentar
- Empirismo
- Ideas (en el sentido empirista)
- Experiencia interna (reflexión)
- Experiencia externa (sensación)
- Ideas simples
- Ideas complejas
- Percepción (en sentido de Hume)

- Impresión
- Idea (en sentido de Hume)
- Innatismo
- Conexión necesaria
- Explicar
- Predecir
- Emotivismo
- Emoción"

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