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La tortuga de Zenón

Textos de los presocráticos para comentar

TEXTO 1
“Ante de todo existió el Caos. Después, Gea (La Tierra), la de amplio pecho, sede siempre segura de todos los Inmortales que habitan las nevadas cumbres del Olimpo. (En el fondo de la tierra de anchos caminos existió el tenebroso Tártaro). Por último, Eros (el amor), el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva en sus pechos el corazón y la sensata voluntad de todos los dioses y hombres.
Del Caos surgieron Erebo (las tinieblas) y la negra Noche. A su vez, de la Noche nacieron el Éter y el Día, a los que alumbró preñada por contacto amoroso con Erebo. Gea dio vida primero al estrellado Urano con sus mismas proporciones, para que la contuviera por todas partes y poder ser así sede siempre segura para los felices dioses. También dio a luz a las grandes Montañas, deliciosa morada de las Ninfas que habitan en los boscosos montes. Ella igualmente parió al estéril piélago de agitadas olas, el Ponto, sin mediar grato comercio.
Luego, acostada con Urano, alumbró al Océano del profundas corrientes, (…). Después de ellos -el más joven- nació Cronos (el Tiempo), de mente retorcida, el más terrible de sus hijos, y se llenó de intenso odio hacia su padre…”
HESIODO, TEOGONÍA.
1. En este texto, ¿es filosofía, ciencia o mito? ¿Por qué?
2. Haz un esquema (genealógico) del texto.
3. Busca mitos sobre el origen del universo. Compáralos con este texto y con el relato de la creación en el Génesis.

TEXTO 2
“Anaxímenes (…) dijo que el principio (arjé) era aire indefinido, del cual nacen tanto las cosas que están llegando a ser como las que ya fueron y las que serán, así como los dioses y seres divinos, mientras que lo demás nace de los descendientes de aquél. El aspecto del aire es el siguiente: invisible a la vista cuando se encuentra en su termino medio, si bien se hace notar por lo frío, lo caliente, lo húmedo y al moverse. (Y es que se mueve siempre, pues no cambiaría cuanto cambia si no se moviese.) En efecto, al condensarse y al enrarecerse se manifiesta de un modo diferente, pues cuando se dispersa hacia la forma más sutil, se torna en fuego; los vientos, a su vez, son aire que se está condensando. Del aire se forma asimismo la nube por apelmazamiento y el agua, por uno mayor; condensado en mayor grado, se torna tierra, y en grado máximo de condensación, en piedras, de modo que lo principal de la generación son los contrarios: caliente y frío. La tierra es plana y monta sobre el aire. De modo sejemante, también el Sol, la Luna y las demás estrellas, que son todas de fuego, cabalgan sobre el aire por hecho de ser planos. Las estrellas nacen de la tierra, porque de ella asciende humedad que, enrarecida, se torna fuego, y del fuego, y del fuego que alcanza las alturas se configuran las estrellas.”
ANAXÍMENES. Según el testimonio de Hipólito.
1. Haz un esquema del texto de Anaxímenes.
2. Compáralo con el texto de Hesíodo. ¿Cuáles son las diferencias y las semejanzas?
3. ¿Por qué el primero es un texto mitológico y éste es ya filosófico/científico?

TEXTO 3
“Los primeros seres vivos nacieron del agua y estaban cubiertos de una corteza espinosa; en una fase más avanzada se trasladaron a terreno seco y al caérseles la corteza cambiaron en poco tiempo su forma de vida”
ANAXIMANDRO
1. ¿ Con que teoría posterior se puede identificar? Razona la repuesta.

Compara estas dos formas de explicar el estado actual del universo (textos cuatro y cinco).
TEXTO 4
“Tales pensó que era necesario que la tierra descansará sobre el agua, pero omitió decir sobre qué descansará sobre el agua, mientras que Anaximandro prescinde audazmente de la necesidad de soporte. Su mundo se equilibra y permanece en su sitio por obrar de `la equidistancia de todas sus cosas, para expresarlo con la frase que ha llegado hasta nosotros.
BENJAMIN FARRINGTON. Ciencia y filosofía en la antigüedad, Ariel, Barcelona, 1979.
TEXTO 5
“En su tierra arbolada, un obligo del mar vive ahora una diosa que es hija de Atlante, el terrible, el que sabe cuáles son las honduras del Ponto, y sostiene él tan sólo las enormes columnas que el cielo y la tierra separan”
HOMERO. Odisea, I, 51-54.

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